Las durísimas condiciones que reinaban en Europa al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial en 1939, implicaron protegerse y sobrevivir a las acciones bélicas. Este hecho impulsó hacia 1948 a varias familias oriundas de Italia, Región del Veneto, como Bonora, Bandiera, Furlán, Garbuio entre otras, a enviar en barco a sus hijos con destino a América, a fin de salvaguardarlos de las secuelas catastróficas del conflicto. El nuevo continente, era el refugio más seguro, incierto, pero prometedor.